Medio hobbit, medio niño, medio grande, medio chico;
ilusión y estado puro de inquietud.
Siempre al borde y siempre ileso, tan sencillo y tan travieso,
y nadie mira tan de frente como tú.
Y has visto como nieva esta mañana,
cómo está blanca tu ventana,
que siempre Dios responde a un niño como tú
que le ora con el alma.
Y cómo te ibas a quedar tú sin canción
si un tercio de mi corazón, vive perdido en tu mirada.